19 de noviembre de 2025

El movimiento sindical ferrocarrilero (MSF) y la insurgencia sindical en Monterrey (1970-1972).

El movimiento sindical ferrocarrilero (MSF) y la insurgencia sindical en Monterrey (1970-1972).
Por Edna Ovalle Rodríguez*

Introducción

Desde el nacimiento de los trabajadores ferrocarrileros a fines del siglo XIX, su participación en la historia del país ha ido más allá de los límites gremiales. Incluso en situaciones tan complejas como las del porfiriato, ellos lograron avanzar en la mexicanización de los ferrocarriles, tempranamente se asociaron y comprendieron la valía de la unidad organizativa y de acción entre los diferentes gremios rieleros, así como también, tuvieron claro la importancia de la solidaridad con las luchas de otros trabajadores más allá de su sector.

      En su larga historia de lucha encontramos numerosas victorias y derrotas, así como su capacidad para sobreponerse, asimilar experiencias y renovarse. Una constante en su trayectoria también lo fue la represión constante por parte de la alianza: empresarios, gobernantes y charros en sus diferentes momentos. Por lo que no es casualidad que precisamente en este gremio se haya implantado la figura del Charro como un personaje al servicio del patrón. Personaje que es traidor a su clase que actuará como intermediario y mediatizador de las luchas obreras en beneficio propio

     En una de sus tantas jornadas, los rieleros también fueron pioneros y protagonistas en la lucha por la democracia sindical de los años setentas: la Insurgencia Sindical, sin embargo esta participación les ha sido poco reconocida, tal vez se debe a que , como los  ferrocarrileros siempre han luchado, esa jornada no fue para ellos más que una reactivación de su acostumbrada insurgencia.

     Hoy gracias al neoliberalismo y sus representantes, los ferrocarriles fueron privatizados y sus trabajadores fragmentados y despojados de su contrato y conquistas sindicales, no obstante, existen, aunque en condiciones muy diferentes[1]. Recordar estas gestas es importante no por nostalgia, sino para extraer experiencias que pueden nutrir a las nuevas generaciones. El caso que presento es el de los agremiados al Movimiento Sindical Ferrocarrilero de la sección 19 de Monterrey, quienes a inicios de los años setentas, nuevamente se atrevieron a desafiar al régimen.   

  1. Los ferrocarrileros y la Modernidad

      A finales del siglo XIX la mayor parte de la red ferroviaria actual ya había sido construida, pero, no en función de las necesidades nacionales, sino que las líneas férreas fueron proyectadas para satisfacer las necesidades de las industrias extranjeras, principalmente norteamericanas (Zarco, p.3) Con esta lógica, el ferrocarril se instaló en Monterrey en 1882, vinculándose a las vías férreas de Estados Unidos por el norte y a la Cd. de México por el sur. A nivel local, esto generó numerosas transformaciones[2].

       Aunque hubo grandes expectativas con su llegada, los resultados inmediatos fueron contradictorios: en la ciudad se registró una crisis en el comercio establecido ya que los compradores ahora podían trasladarse a otros mercados y al mismo tiempo, la industria local recibió un impulso colosal porque el tren favoreció la circulación de productos y el rápido traslado y a bajo costo de la fuerza de trabajo tan necesaria para la naciente industria, con lo cual se impulsó el mercado regional (Vizcaya, p.13)

Fue así como la llegada del ferrocarril, acontecimiento, esperado por mucho tiempo y que tantas posibilidades abría para el futuro de la ciudad, cerraba un ciclo en la historia del transporte, el ciclo de los arrieros, fleteros y conductores de diligencias que tanto habían contribuido al primitivo desarrollo económico de la ciudad. (Vizcaya, p. 5)

       La instalación de las vías férreas fue rápida. En tan solo 10 años Monterrey se encontraba conectado en todas direcciones: por Laredo y Piedras Negras se vinculaba con Estados Unidos, mientras que con Tampico tenía una salida al mar. Hacia el occidente se comunicaba con Torreón, Saltillo, San Luis Potosí, México y el interior de la República (Vizcaya p.12). Pronto la ciudad se convirtió en un nudo de comunicaciones.

     Las primeras empresas ferroviarias en Monterrey fueron privadas y transportaban carga y pasajeros. Eran: Ferrocarriles Nacionales que vinculó al sur a Monterrey con la Cd. De México pasando por San Luis y Querétaro y al norte con las vías férreas de Estados Unidos pasando por Nuevo Laredo y la otra compañía fue la del Ferrocarril del Golfo que transportó mercancías y personas de Monterrey hacia el puerto de Tampico.

   Para su funcionamiento se contrataron a trabajadores norteamericanos y mexicanos, sin embargo, los trabajadores mexicanos bajo esta administración siempre ocuparon un lugar subordinado: Los salarios, las funciones, los horarios y el trato eran preferenciales para los extranjeros; ellos ocupaban los puestos de funcionarios, jefes, oficiales, maquinistas, conductores y aún garroteros, así como maestros mecánicos, mayordomos y algunos operarios. Los extranjeros contaban con sus propias organizaciones y se cuidaban mucho de no ser desplazados por los mexicanos. El inglés era el idioma predominante y la discriminación laboral prevalecía (Alzati, p.16)

           Si bien en Monterrey los rieleros estaban contratados por dos compañías privadas distintas, los unía el oficio[3] y la discriminación laboral de que eran objeto. Para modificar esta situación, se propusieron actuar en varios frentes: 1). En el organizativo, creando o sumándose a las organizaciones ya existentes (fraternidades) y a las nuevas formas asociativas (uniones) con el objeto de reflexionar y actuar sobre su problemática laboral. 2). En el frente técnico, impulsando la formación técnica de los trabajadores mexicanos con el objetivo de reemplazar a los extranjeros y lograr la nacionalización de los ferrocarriles.

     Siguiendo esta ruta, ellos fueron de los primeros en integrarse a una de las primeras organizaciones obreras: la Unión de Mecánicos Mexicanos fundada en 1900 de la cual formaron la sección No.9 (Alzati, p.40); en 1904 fundaron y participaron activamente en la Gran Liga Mexicana de Empleados del Ferrocarril donde impulsaron una asociación más amplia: la Confederación de Sociedades Ferrocarrileras Mexicanas (Alzati, p.53). En 1911 fundaron la Unión de Conductores, Maquinistas, Garroteros y Fogoneros la cual se extendió por toda la república y la Unión de Moldeadores y Modelistas (Alzati, p.54-57) organizaciones que, junto a otras 10 impulsaron la mexicanización de los ferrocarriles mexicanos, objetivo que se logró en su primera etapa, el 14 de abril de 1914 (Alzati, p.306).

    En el plano técnico, la Gran Liga y la Unión de Mecánicos de Monterrey en 1907 tradujeron del inglés al español los principales textos técnicos ferroviarios para que los mexicanos tuvieran acceso a este conocimiento. Después, fundaron en esta ciudad la primera Escuela para Ferrocarrileros donde los trabajadores más conocedores impartieron conocimientos técnicos a sus compañeros. Este modelo se generalizó en varios estados del país y a muchos rieleros les permitió ascender a puestos que estaban reservados a los extranjeros, de esta manera los fueron desplazando poco a poco (Alzati p.131)

      En estos avatares, los ferroviarios comprendieron la importancia de la unidad organizativa y de acción, por lo que impulsaron la unidad, primero al interior y entre sus propios gremios antes de ser un sindicato unificado, al mismo tiempo que lo hicieron con otros trabajadores a nivel local, regional y nacional. Esto les llevó a construir Confederaciones Locales y Regionales, Congresos Obreros, entre otros.

     Durante la etapa revolucionaria, su participación fue muy importante en los diferentes frentes de batalla. Después de la contienda, continuaron defendiendo sus derechos como fue el caso de las huelgas de 1918, 1920 y 1923 en Monterrey (Ovalle p.208) en las que tuvieron avances en la Contratación Colectiva y retrocesos organizativos.

     Destruida la unidad basada en el gremio y sin abandonar la solidaridad, los ferrocarrileros se dedicaron a la formación de su propio sindicato, lo cual tuvo lugar el 1º. de febrero de 1933 durante el IV Congreso en un evento al que asistieron representantes de 35 mil trabajadores de las diferentes empresas ferroviarias del país. En esta reunión acordaron disolver las 18 organizaciones (uniones, alianzas, sindicatos, mutualidades, sociedades, ordenes y confederaciones) de las que formaban parte para reagruparse en un solo sindicato: el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM) (Barrios p.168-171) Fue así como los ferrocarrileros de Monterrey empleados en el Ferrocarril Nacional va a conformar la Sección 19 del STFRM. Todos estos fueron logros muy importantes que rebasaron el gremialismo y favorecieron la unidad organizativa y de acción.

  1. Surge el Charrismo Sindical

Un momento importante que constituye un parteaguas para la vida sindical de los ferrocarrileros y para la clase obrera mexicana en general, tuvo lugar en octubre de 1948 cuando Jesús Díaz de León apodado El Charro, fue impuesto por el gobierno de Miguel Alemán Valdés en el sindicato ferrocarrilero, dando nacimiento a lo que hoy conocemos como el Charrismo Sindical, es decir, la imposición patronal en las direcciones sindicales, de líderes corruptos afines a sus intereses (Cedillo p.38). Este modelo rápidamente se generalizó a otras organizaciones obreras por lo que, en adelante, los trabajadores mexicanos tendrían que luchar contra dos poderosos enemigos: los patrones y los charros

    A pesar de ello, los ferrocarrileros no se amilanaron y en septiembre de 1954 inició en Monterrey un movimiento de protesta denominado Tortuguismo el cual impulsaron los patieros del Ferrocarril del Golfo. El movimiento, aunque solo consistió en hacer cumplir el reglamento, congestionó las principales vías de salida de mercancías, lo que causó gran alarma entre los patrones. Por este motivo, fueron encarcelados en el penal de Monterrey los dirigentes rieleros: Luciano Cedillo, Jesús Rivera González, Francisco Gómez Armijo y Ramiro Villarreal Vega, los que quedaron fuera del servicio, a pesar de que se logró aumento de salario para los patieros y un contrato para los auxiliares de locomotoras (Cedillo.47-52).

      En opinión de algunos investigadores, este movimiento fue muy importante porque les enseñó a combatir el charrismo dentro de los marcos sindicales vigentes, les señaló el camino adecuado para la movilización de masas a partir de las necesidades emanadas de la materialidad del trabajo y con procedimientos estatuidos en las formas organizacionales de la actividad laboral (Ortega, p.22)

       Durante las gestas de 1958-59 la participación de los ferrocarrileros regiomontanos va a ser intensa. Afectará a toda la ciudad y se movilizarán sobre todo los numerosos rieleros militantes del Partido Comunista con Valentín Campa a la cabeza, el cual era originario de Monterrey. Como a todo el movimiento, los regiomontanos fueron muy reprimidos al grado de que se asesinó con vileza a Román Garza Montemayor, joven dirigente ferrocarrilero y miembro del Comité Estatal del Partido Comunista Mexicano.

      Como se sabe, Valentín Campa y Demetrio Vallejo representantes legítimos de los ferrocarrileros, fueron encarcelados injustamente acusados del delito de “Disolución Social”. La represión fue tan intensa que pocos creían que los ferrocarrileros algún día volverían a rebelarse, sin embargo, no fue así.

  1. Los Años Setentas en Monterrey

 Los años setenta regiomontanos se caracterizaron por la emergencia de intensos movimientos sociales que movilizaron a numerosos estudiantes, maestros, trabajadores universitarios, posesionarios y obreros sindicalistas. El ciclo de movilizaciones inició con la lucha de los universitarios (estudiantes, profesores  y trabajadores) de la Universidad de Nuevo León que demandaron autonomía universitaria, paridad en la toma de decisiones  y la elección democrática de las autoridades[4] (1968-1971); a estas movilizaciones se sumaron las luchas de los posesionarios contra la escasez y carestía de la vivienda urbana,[5] y finalmente, también con este impulso reinició la lucha obrera por la democratización los sindicatos, en particular por los mineros-metalúrgicos de la Fundidora Monterrey (Sección 67), quienes también luchaban contra el charrismo sindical[6] así como los ferrocarrileros de la sección 19 del SMFM.

     Lo peculiar de esta situación es que, si bien algunas demandas de los inconformes ya se habían manifestado antes, nunca se habían presentado con tanta fuerza, nunca antes habían despertado tanta simpatía de la población y nunca estos movimientos habían confluido como en esos momentos. A inicios de los setentas universitarios, maestros, colonos y obreros apoyados por la población se movilizaron en diferentes momentos por sus demandas y en estrecha colaboración. Estos movimientos que contaban con su propia organización sectorial, se vincularon en el tiempo y en el espacio local mediante la formación de un Frente, el Frente Democrático Obrero Estudiantil (FDOE) nacido a inicios de 1972.

      Cuando en septiembre de 1970 Demetrio Vallejo y Valentín Campa salieron de la cárcel de Lecumberri tras 11 años de cárcel[7], Vallejo consideró que existían las condiciones para impulsar la democratización sindical por lo que manifestó la idea seguir luchando y el 2 de septiembre dio a conocer sus propuestas para lograrlo: la formación de Comités para hacer respetar los estatutos sindicales y la elección democrática de sus representantes, así como hacer valer los Contratos de Trabajo, los reglamentos de labores y vigilar que las cuotas sindicales se destinen a la defensa de sus derechos y en apoyos solidarios.

      Vallejo se reintegró a la lucha por la democratización del STFRM realizando una gira de trabajo por el sistema ferroviario. La forma de lucha que se delineó fue la toma del local sindical. En diciembre de 1970 se realizó la primera toma, la de la sección 13 de Matías Romero, Oaxaca.  (Ortega, p.1-2) Como respuesta a esta acción y a raíz de la colisión de 8 máquinas, en la Terminal del Valle de México, Vallejo, Campa y 223 ferrocarrileros fueron detenidos, acusados de sabotaje y puestos en libertad 3 días después, lo cual fue interpretado como una amenaza hacia los trabajadores y una señal de que la “apertura democrática” que pregonaba Luis Echeverría, el entonces presidente, era demagogia pura y de existir, no abarcaba al sindicato ferroviario. (Ortega p.2)

  1. El Movimiento Sindical Ferrocarrilero (MSF)

El 18 de enero de 1971 se constituyó el Movimiento Sindical Ferrocarrilero en la Cd. de México con la asistencia de delegados de 29 de las 36 secciones sindicales ferrocarrileras a nivel nacional. Demetrio Vallejo fue nombrado presidente y se aprobó un programa de lucha. 

       En abril se tomaron los locales sindicales de la zona del Pacífico, pero los disidentes fueron desalojados por la policía. Vallejo se dedicó a recorrer el país mientras sus simpatizantes continuaban los intentos por tomar los locales sindicales en varias localidades sin mucho éxito como fue el caso del ataque a balazos por parte de cetemistas golpeadores a los sindicalistas en Tierra Blanca, Jalapa (Ortega p.4)

       Un momento importante en esta historia que nos ocupa, fue cuando Vallejo visitó Monterrey en un evento al que asistieron tres mil trabajadores para darle la bienvenida. Ahí, el dirigente nuevamente recomendó:

Crear organismos que en cada sindicato aglutinen a la mayoría de los trabajadores para hacer respetar los estatutos sindicales y la voluntad de los agremiados, para elegir y deponer a sus dirigentes, reclamar el cumplimiento de los contratos de trabajo y los reglamentos de labores y vigilar que las cuotas sindicales se usen en defensa de sus derechos e intereses y para ayudar solidariamente a otras organizaciones obreras que luchan por el mejoramiento económico y de trabajo (Ortega, p.30)

       En ese encuentro Vallejo sugiere la formación del Movimiento Sindical Ferrocarrilero (MSF). Allí mismo elaboran una declaración de principios para la nueva organización y nombran a Pedro Osorno, Juan Medrano, Zertuche, Raymundo Villarreal, García Prieto como sus dirigentes (Lucha Obrera p. 2). Mientras tanto, sus seguidores se dedicaron a organizar mítines, volantear y a hablar con los trabajadores en sus centros de trabajo.    

  1. El Asalto a la Sección 19

El movimiento estudiantil regiomontano politizó a muchos universitarios. De ahí emergieron numerosos activistas que se incorporaron a los partidos políticos, al movimiento obrero, magisterial, al movimiento urbano-popular, y a las organizaciones político-militares. Muchos de ellos participaron activamente en apoyo a los mineros y ferrocarrileros en la búsqueda incansable de la democracia sindical.

      Un instrumento importante en esta confluencia fue el Frente Democrático Obrero Estudiantil (FDOE) fundado en noviembre de 1971 para coordinar y apoyar las diferentes luchas. Se trató de un frente multisectorial en el que participaron representantes de cada uno de los sectores, el cual sesionaba periódicamente en las instalaciones de la Normal Superior del Estado espacio que brindaba solidariamente la directiva estudiantil. En sus reuniones era obligado los puntos de información y plan de acción. Cabe destacar que se trató de una instancia esencialmente obrera.

    Entretanto, el 7 de enero de 1972, siguiendo las directrices vallejistas, los ferrocarrileros del MSF regiomontanos, tomaron su local sindical con el apoyo de sus simpatizantes ferrocarrileros y los integrantes del FDOE. Esta actividad reunió a cerca de ochocientos trabajadores ferrocarrileros quienes desalojan a los miembros del Comité Ejecutivo charro de la sección 19. Estos personajes se fueron a refugiar a las oficinas de la CTM mientras que en sus instalaciones los vallejistas echaban abajo la imagen de Luis Gómez Z. colocando en su lugar el nombre de Román Guerra Montemayor dirigente ferrocarrilero asesinado por el gobierno de Adolfo López Mateos en el movimiento de 1959, como lo informa en su primera página el periódico El Rielero, órgano oficial del Consejo Nacional Ferrocarrilero.

     Mientras tanto, las patrullas rondaban el edificio durante los días que duró la toma, pero sin atreverse a intervenir, mientras que estudiantes de la Universidad y de la Normal Superior hacían guardias solidarias y llevaban alimentos a los paristas.

      En cierto momento, los ferrocarrileros decidieron abrir las puertas del sindicato y llamar a una asamblea en la que participan cerca de tres mil trabajadores ferrocarrileros los que eligieron a un nuevo comité ejecutivo con Pedro Osorno como secretario general.

          Tres meses duró la toma y no obstante el amplio apoyo, la madrugada del 10 de marzo de 1972, los ferrocarrileros acuartelados en el edificio sindical fueron atacados por Halcones[8], hombres entrenados, armados de metralletas, pistolas y bombas molotov que buscaban recuperar las instalaciones del sindicato.

       Antes, los vallejistas ya habían buscado ayuda ya que habían sido notificados por sus compañeros de la ciudad de México por medio de un telegrama -que posteriormente fue publicado por el periódico local El Porvenir- donde se les advierte que dos vagones del ferrocarril con Halcones habían salido rumbo a Monterrey para recuperar las instalaciones del sindicato. Los vallejistas notificaron a la policía mostrando el telegrama, pero ésta se declaró sin autoridad para intervenir en problemas inter-sindicales, por lo que los trabajadores y algunos miembros del Frente Obrero Estudiantil decidieron esperarlos adentro, armados con palos y piedras.

      Para su sorpresa, el 11 de marzo a las 12:30 de la noche llegaron 80 halcones entrenados y armados con metralletas y explosivos apoyados por la policía preventiva y la policía judicial. En el asalto fueron asesinados el estudiante preparatoriano Natividad de Jesús Leal García, de 17 años y el ferrocarrilero Luis Rey Hernández Medina peón de vía de 23 años afiliados a la Sección 19. También falleció un halcón mientras que 31 ferrocarrileros fueron heridos de bala.

      La policía intervino y detuvo a más de sesenta y cinco trabajadores de ambos bandos. Muchos de los heridos fueron recogidos por automóviles particulares y conducidos al hospital ferrocarrilero; entre ellos se encontraban los dirigentes Pedro Osorno, Rodolfo Peña y Lázaro Zertuche quienes consiguieron un amparo para evitar la detención.

       En declaraciones posteriores, los agresores dijeron ser miembros del grupo Héroe de Nacozari y haber sido invitados por el secretario oficial de la sección 19, Manuel Montelongo Hipólito. Por otro lado, Mariano Villanueva Molina, secretario general del Comité Ejecutivo Nacional, exigió la consignación de Demetrio Vallejo y pidió castigo por “ser el autor intelectual de lo ocurrido en Monterrey”. Finalmente, el ejecutivo oficial de la sección 19 regresó al edificio sindical, asumiendo la dirección Francisco Ríos Saucedo (El Norte y El Porvenir, 11 al 13 de marzo de 1972).

           Los agresores, miembros del grupo “Héroe de Nacozari” fueron liberados sin cargo alguno. El saldo trágico de esta toma cimbró a toda la sociedad neolonesa. Una muestra de ello fueron las posteriores manifestaciones de repudio que organizaron diversos sindicatos y y sobre todo, la enorme manifestación que se organizó en el entierro del estudiante Natividad de Jesús, la cual fue encabezada por el rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León junto con muchos de sus funcionarios y cientos de sus compañeros estudiantes.

       Al interior de la Sección 19 con varios de sus dirigentes electos democráticamente presos, prevaleció la rabia y el descontento. No obstante, de nueva cuenta, en los años ochenta, nuevamente los ferrocarrileros un nuevo capítulo en la lucha por la democracia a través del grupo Teodoro Larrey.[9] Pero esa, es otra historia….

Conclusiones

Los ferrocarrileros regiomontanos constituyen una clara muestra de la combatividad que caracterizó a este gremio a nivel nacional. Ellos secundaron y en algunos casos fueron protagonistas de las principales luchas -incluso antes de la existencia de su sindicato-. Sus demandas muchas veces rebasaron el ámbito gremial, un ejemplo de ello fue la nacionalización de los ferrocarriles, pugnaron por la unidad de su gremio y por la acción conjunta con otros sectores de trabajadores.

      El surgimiento del charrismo sindical en su sindicato fue la respuesta patronal-gubernamental a su beligerancia. Esta estrategia extendida a otros sectores, ha logrado que la clase obrera mexicana se enfrasque en intensas luchas internas por la democracia. El charrismo sindical ha sido un recurso patronal exitoso por su eficacia para distraer, fragmentar, limitar y controlar al movimiento obrero.

     No podemos dejar de lado, que también los ferrocarrileros han mostrado los límites de esta estrategia: En 1959 los rieleros lograron rebasar al charrismo y nombrar democráticamente a sus representantes; también muchas secciones lo hicieron durante las jornadas de la Insurgencia Sindical de los años setenta. En ambos casos, los gobiernos en turno tuvieron que mostrar su verdadera cara. La utilización de la violencia en sus diferentes niveles para aplastar a los disidentes democráticos. Con López Mateos fue el asesinato y la cárcel haciendo uso del ejército y las policías. Con Luis Echeverría también fue el asesinato y la cárcel haciendo uso de paramilitares y las policías, todo para recuperar el control perdido. Cabe destacar también, el papel que jugaron los medios de comunicación quienes publicaron, por ejemplo, que el asalto a la sección 19 y el asesinato de los disidentes se debió a un enfrentamiento interno entre grupos sindicalistas contrarios.

      Por otro lado, queda claro que el ferrocarril constituye un medio estratégico para la movilización de mercancías de empresas públicas y privadas y que tener control del  sindicato de este medio de comunicación es muy importante .  

      En el caso de los afiliados a la Sección 19 fue evidente su capacidad de innovar y privilegiar las alianzas primero con otros sectores de trabajadores y después con los jóvenes estudiantes activistas de la UANL y sectores como los posesionarios de lo que más adelante será el Campamento Tierra y Libertad. Sin embargo, esto no fue suficiente para frenar la embestida gubernamental.

¿Qué va a suceder ahora con los nuevos trabajadores de las líneas ferroviarias?

          Los manifiestos, volantes y comunicados en que me basé para redactar este texto, forman parte de la memoria colectiva de los trabajadores de Monterrey. Es un archivo que ha sido guardado con celo[10] esperando que algún día se haga la historia de los trabajadores regiomontanos con todos sus aciertos y errores. Se trata sin duda, de una enorme veta que al ser explorada nos permitirá comprender el comportamiento de la clase trabajadora en el presente.

Bibliografía

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[1] Ver a Zarco, Salvador. Ferrocarrileros: Privatización y derechos sindicales. Folletos de cultura sindical, 1994. PRD

[2] Isidro Vizcaya Canales informa que la instalación del ferrocarril, entre otros cambios, hizo que la relación entre Monterrey y Matamoros que era su puerto de altura, perdiera importancia (p. X-XI). Los orígenes de la industrialización de Monterrey. AGNL,2001

[3] Se organizaron en asociaciones basadas en el oficio llamadas Uniones

[4] Los universitarios de la UNL sostuvieron por cerca de 3 años su movilización. Algunos de sus resultados fueron la renuncia del gobernador Eduardo Elizondo, la derrota de una junta de gobierno universitaria encabezada por un militar, la obtención de la autonomía universitaria aunque sin paridad y la muerte de un número desconocido de estudiantes en la represión del 10 de junio de 1971 en la Cd. en un marcha en apoyo a los estudiantes de la UNL.

[5] Para mayor información ver Acosta Zavala, Agustín.  Así lo recuerdo. (2015). Senado de la República LXIII, México.  Donde aclara que se trataba de la continuidad de luchas por vivienda digna que los pobladores habían iniciado antes impulsadas por varias organizaciones.

[6] En marzo de 1972 los mineros de la sección 67 expulsaron a los líderes charros de su sindicato y se preparaban para nombrar nuevos representantes.

[7] Ambos dirigentes sindicales fueron recluidos a raíz de las luchas ferrocarrileras de 1958-59 cuando el gobierno en turno utilizó al ejército para aplastar la huelga y les aplicó el artículo 145 BIS para encarcelarlos durante 11 años. Su liberación fue -entre otras- una de las demandas del movimiento estudiantil de 1968.

[8] Se les llamó Halcones porque provenían de la Cd. de México y su actuación fue muy parecida a la del ataque de los paramilitares llamados Halcones a los estudiantes el 10 de junio de 1971 en la Cd. de México cuyo saldo de víctimas se desconoce.

[9] Ver María de los Angeles Pozas “Disidencia sindical en el gremio ferrocarrilero: apuntes para la historia” en Palacios Hernández Lylia. Entre montañas y sierras. Resistencia y organización laboral en Monterrey en el siglo XX. UANL, 2017, p. 265-300.

[10] Agradezco al Mtro. Roberto Benavides permitirme acceder a estos materiales de su archivo personal.

* Edna Ovalle Rodríguez: Historiadora y doctora en Antropología, fue docente en la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán. Su labor académica se centra en la historia social y política de México, con especial énfasis en los movimientos sociales urbanos y rurales, la historia oral y la memoria colectiva. Ha abordado temas como la formación de la clase obrera en Monterrey, la militancia de mujeres en los años setenta y las dinámicas de la lucha sindical en el noreste del país.

Contacto: cuicuilco53@yahoo.com.mx

El movimiento sindical ferrocarrilero (MSF) y la insurgencia sindical en Monterrey (1970-1972)

Resumen: Monterrey, desde finales del siglo XIX fue un centro ferroviario importante y también la sede de los trabajadores del riel agrupados en la Sección 19 del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM), los cuales acumularon gran experiencia organizativa a lo largo del siglo XX. Después de recuperarse de la derrota sufrida por la represión gubernamental en 1959, iniciaron una nueva etapa para democratizar su sindicato en el marco de lo que se conoce como la Insurgencia Sindical (1970-1980). Para ello establecieron alianzas con los universitarios de la UANL, los posesionarios urbanos y los obreros metalúrgicos a través del Frente Democrático Obrero Estudiantil (FDOE). El resultado de estas jornadas fue trágico, sin embargo, tempranamente se mostró la verdadera cara del régimen de Luis Echeverría en alianza con el charrismo sindical. En este texto abordaré la importancia de estos trabajadores, enumero algunas de sus experiencias organizativas y destaco el papel de la Sección 19 en la Insurgencia Sindical de los años setentas del siglo XX. 

Palabras clave: Insurgencia Sindical/ Charrismo/ Ferrocarrileros/ Democratización.

The Railway Workers’ Union Movement (MSF) and Trade Union Insurgency in Monterrey (1970-1972)

Abstract: Since the late 19th century, Monterrey was a major railway hub and also the base for railway workers organised in Section 19 of the Mexican Republic’s Union of Railway Workers (STFRM), who accumulated significant organisational experience throughout the 20th century. After recovering from the defeat suffered through government repression in 1959, they began a new stage to democratise their union within the framework of what is known as the Trade Union Insurgency (1970-1980). To achieve this, they established alliances with university students from the UANL, urban squatters, and metallurgical workers through the Workers’ and Students’ Democratic Front (FDOE). The outcome of these struggles was tragic; however, it revealed early on the true face of Luis Echeverría’s regime in alliance with trade union charrismo. In this text, I will address the importance of these workers, enumerate some of their organisational experiences, and highlight the role of Section 19 in the Trade Union Insurgency of the 1970s.

Keywords: Trade Union Insurgency/ Charrismo/ Railway Workers/ democratization

Cómo citar este artículo:

Ovalle Rodríguez, Edna. “El movimiento sindical ferrocarrilero (MSF) y la insurgencia sindical en Monterrey (1970–1972).” Gaceta Criba, no. 10, oct.-dic. 2025, pp. 70–83.

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