5 de julio de 2025

Jugada Maestra y Golpe de Tablero: Cambio de Régimen Mundial

Jugada Maestra y Golpe de Tablero: Cambio de Régimen Mundial

Por Rodolfo Uribe Iniesta*

En el prefacio a Imperio, Michael Hardt y Antonio Negri establecían, en 2002, que “Junto con el mercado global y los circuitos globales de producción surgieron un nuevo orden global, una lógica y una estructura de dominio nuevas: en suma, una nueva forma de soberanía. El Imperio es el sujeto político que efectivamente regula estos intercambios globales, el poder soberano que gobierna el mundo”. Cuatro meses de acciones de gobierno de Trump han demostrado esa condición de actor preponderante e incontestado, incluso, justo para cambiar, como lo hicieran ya en los años 70, 80, 2001, el orden económico mundial. Los mismos autores citan al historiador Fernand Braudel: “El capitalismo sólo triunfa cuando llega a identificarse con el Estado, cuando es el Estado.” Y, en 2004, Eliot Weinberger citaba a un analista de la Casa Blanca diciendo: “Ahora somos un Imperio, y cuando actuamos creamos nuestra propia realidad. Y mientras ustedes estudian esa realidad volveremos a actuar, creando otras realidades, las cuales pueden estudiar también”. Hoy se habla como objetivo de “occidente” el cambio de régimen de Irán, pero en realidad es un cambio de régimen mundial. Detrás de las anécdotas de Trump y su equipo, el Imperio avanza en su plan de construir un mundo a su gusto. Lo que Netanyahu llama “un mundo seguro”.

          La configuración de la coyuntura mundial a partir de las últimas acciones imperiales puede caracterizarse así:

1) Como una jugada maestra: provocar una guerra en territorio europeo para quebrar las economías europeas, Trump ha declarado que “la Unión Europea” se hizo para competir con los Estados Unidos y que el costo de la OTAN ha desangrado financieramente a EU. Ha dicho que sentía que Europa había abusado y era desagradecida por todo el apoyo recibido tras la Segunda Guerra Mundial. Según este discurso, con los aranceles estaría recuperándose. Pero más allá y antes de eso, gracias a la guerra en Ucrania ha tenido el pretexto para establecer sanciones a Rusia e incluso destruir el importante gasoducto ruso Nord Stream 2, con lo que ha roto las relaciones de cooperación económica entre Europa y Rusia, obligando a Europa a comprar los costosos gas y petróleo americanos transportados en barco. La Comisión Europea ha decretado no contratar petróleo y gas ruso en 2026 y no usar nada de estos en 2027. Y también ha logrado imponer que los países de la Unión Europea acuerden dedicar cada uno el 5% de su presupuesto público en gasto militar, con lo que les impone una política interna que impide las actividades de un estado de bienestar que gasta en servicios públicos y seguridad social. Acaba con la posible competencia económica de un bloque Paneuropeo incluyendo a Rusia, o incluso por su cuenta de Alemania, que se queda sin energía barata. Esto se ha traducido en inflación para los ciudadanos de a pie, no sólo de Europa sino incluso de Estados Unidos, con lo que al mismo tiempo se convierte en una medida muy neoliberal de guerra contra las sociedades de todos los países del primer mundo.

Y la guerra en Ucrania se logró acosando a Rusia, rompiendo el acuerdo de no avanzar la OTAN a los países vecinos de Rusia y con el golpe de estado de 2014 en Ucrania, tras el cual a través de la televisión se preparó a un cómico para convertirlo en presidente que pidió justamente el ingreso a la OTAN en abierta provocación a las condiciones de Rusia en una crisis similar a la de los misiles instalados en Cuba en 1962, pero a la inversa.

2) Como un golpe al tablero al cambiar las reglas del comercio -que tras 1989 se había convertido en un solo sistema global, que al mismo tiempo era una forma y, podría decirse, casi un modo de producción-: las reglas del sistema económico de la globalización que se había construido desde el último cuarto del siglo pasado (los analistas no han dejado de comparar la coyuntura actual con los cambios que realizó unilateralmente este país al despegar el dólar del patrón oro en los años 70 con Nixon y los del 80 con el neoliberalismo globalizador/ Consenso de Washington).

Al regresar a la política de aranceles y acuerdos bilaterales se rompe con los bloques geopolíticos que se habían constituido (Norteamérica TLC y TEMEC), Europa (Unión Europea) y Asia (ASEAN), que además a través de los tratados Transpacífico y Transatlántico habrían impuesto una gobernabilidad de las corporaciones por sobre los estados nacionales. La paradoja es que China ahora está tratando de establecer una relación horizontal entre los otros países, particularmente los BRICS, y está impulsando el tratado Transpacífico.

De parte de EU, trata también de que al estar basado el sistema únicamente en el dólar como unidad de acumulación y cambio, que al principio funcionó haciendo que todos los países quisieran dólares o valores en dólares, ahora ese dinero se lo debe Estados Unidos a esos países y se le ve al super déficit como una amenaza geoestratégica. Sobre todo, porque China es su segundo acreedor (9% del total) tras Japón (13% del total) (Dussel, 20225), con mil 59 billones de dólares, que son el 28% de las tenencias en bonos del tesoro y otros documentos. La tenencia total por parte de países diferentes (Bichara, 2017) es una deuda de 36 billones de dólares -123% de su PIB anual- y el interés de los bonos emitidos por ellos es actualmente del 4.9% (Dussel, 2025). Por eso Trump pelea con la Reserva Federal para que lo baje (pero ésta lo mantiene alto justo por la inestabilidad causada por el anuncio de aranceles que ha ralentizado las inversiones en todo el mundo). Por eso no es un accidente la devaluación del dólar y de los bonos de estado de EU, como explica Stephen Miran (2024), se trata de devaluar esa parte de la deuda para rebajar el enorme déficit financiero de EU. Y también ahora los que le están cobrando a EU son sus propios billonarios (19.9 billones de deuda interna en 2017, Bichara, 2017), el pago de servicios de la deuda representa el segundo rubro del presupuesto anual de EU después del gasto en servicios sociales y arriba del gasto en defensa y en educación (Dussel, 2025) y para pagarles no sólo está eliminando el gasto social y cesando a 25 mil empleados federales, y además para no cobrarles impuestos, quiere obtener dinero rápido de otros países a través de esos mismos aranceles (aranceles que todo mundo ha advertido que serán cargados en los precios de mercado interno que pagarán los propios ciudadanos americanos). En realidad de lo que se trata es de construir un semineoliberalismo, usar al gobierno como mero sistema de extracción y concentración de recursos en manos privadas, como ha funcionado realmente el neoliberalismo, no su teoría, basta ver el crecimiento de la concentración de riqueza en los últimos 40 años (ver Piketty, 2018) pero sin globalización y traicionando el credo de no imponer aranceles que impiden la libre competencia; el neoliberalismo nunca ha sido ese régimen de libertad prometido por su teoría, sino como explicaba en sus clases Sergio de la Peña: una forma de acumulación originaria permanente. Y el romper con el sistema de competencia tiene que ver con que en tecnología, precios, calidad y cantidad de productos está ganando China.

La estrategia de los aranceles sigue la recomendación de Milton Friedman de producir una crisis para lograr un cambio profundo, lo que Naomi Klein ha descrito como estrategia del “Shock”. Y la búsqueda del cambio de régimen mundial siguiendo las guías geopolíticas de EU vigentes desde fines del siglo pasado genera otra contradicción con la teoría neoliberal porque con su propio aumento del presupuesto del gasto en defensa y programas de represión interna disfrazados de expulsión de migrantes, de hecho no se reduce sino que, según la Oficina de Presupuesto del Congreso, aumenta el déficit en 2.8 trillones para la próxima década y tendrá como resultado un costo anual de 1,600 dólares para los más pobres, (pero aumentará el ingreso de los más ricos en 12 mil dólares anuales, Fatima Hussein y Lisa Mascaro, 2025).

Es interesante que, si por un lado cumple con la transferencia directa de presupuesto público a los más ricos y elimina las oficinas de servicios, salud, ecología, emergencias y calidad de vida para la población abierta, rompe, por razones de estrategia geopolítica con el credo de no tener déficit financiero (se supone que eso provocó la renuncia de Elon Musk).

Para imponer los aranceles Trump usó dos bluffs: el pretexto del contrabando de fentanilo para romper el tratado de Norteamérica, y la promesa a la clase obrera estadounidense de la reindustrialización. Sin embargo, por el largo tiempo que toma reconstruir o transportar fábricas a este país; por lo difícil que le será a las corporaciones el adaptarse a los relativamente altos salarios de la fuerza de trabajo de EU, y más cruelmente, porque “naturalmente” éstas nuevas fábricas estarán todavía más automatizadas y contarán ya desde el diseño con una base de Inteligencia Artificial, la demanda de trabajo que se generará será totalmente desproporcionada respecto a la oferta y expectativas.

Paradójicamente, quienes llegan directamente al gobierno con Trump o a través de él no son industriales productores de objetos materiales que contratan obreros sino quienes controlan los actuales procesos de mediación de la producción de la vida, sobre todo a través de la colonización digital de la reproducción social. Quienes a través de PayPal pasaron a monopolizar parte de los pagos cotidianos, con Amazon, las compras de todo, con Facebook y X, la vida social, la política y sus redes, con Apple, instrumentos de comunicación e información, con Microsoft el software que permite lo anterior y con Netflix y demás plataformas los principales productos culturales contemporáneos que insumen la mayor parte del tiempo libre. Se trata del capitalismo de plataformas o, según Varoufakis, 2024, Tecnofeudalismo o capitalismo de la nube y del capitalismo de vigilancia (Zuboff, 2021). Como bien explican Hardt y Negri (2002, 43) “el lugar central en la producción de superávit, que antes correspondía a la fuerza laboral de los trabajadores de las fábricas, hoy está siendo ocupado progresivamente por una fuerza laboral intelectual, inmaterial y comunicativa… La dimensión inmediatamente social de la explotación del trabajo inmaterial real incluye al trabajo en todos los elementos relacionados que definen lo social”.

 3) En esta misma oleada de políticas imperiales a partir del montaje sangriento de la caída de las Torres Gemelas y la segunda guerra contra Irak, muchos comentaristas están señalando las semejanzas entre esta y los pretextos para la guerra con Irán, Estados Unidos rompió con la base del orden internacional surgido del final de la Segunda Guerra Mundial. Por vía de los hechos desconociendo los Derechos Humanos mediante el establecimiento de las políticas de Home Segurity, el funcionamiento de la prisión de Guantánamo y la prisión de Abu Dhabi. Y ahora con la evidente, no sólo indiferencia sino activa participación indirecta en el Genocidio de Gaza (17, 900 millones de dólares en apoyo, Knickmeyer, 2025), con el cual, más allá de lo que nunca se imaginó ningún dramaturgo griego: el estado de la etnia que sufrió genocidio en el siglo XX, es el genocida del siglo XXI.

Este rompimiento no sólo se desnuda con la confrontación por Israel contra el resto del Consejo de Seguridad de la ONU y la Corte Penal Internacional, la agresión y guerra actual contra Irán, la impunidad respecto a la violación de embajadas como el caso de la de México en Ecuador y la de Irán en Siria, sino ahora ya con las políticas y prácticas de expulsión de migrantes, que no respetan límites ni procesos jurídicos y que vincula directamente a delincuentes con manifestantes contra el genocidio en Gaza. Sin importarle generar desórdenes civiles y ocupar militarmente ciudades americanas. De hecho, como un retorno trágico e irónico de la historia, actúa secuestrando personas en sus domicilios y lugares de trabajo sin órdenes ni acusaciones mediante agentes sin uniformes, método del stalinismo (Vigilancia y terror) y que los Nazis llamaban nacht und nebel (noche y niebla). Con la amenaza de aplicarlo a los propios nacidos en EU (homegrown).

En el caso del ciudadano nacionalizado americano Kilmar Ábrego García, la propia agencia que hizo el secuestro declaró que se trató de un “error administrativo”, pero después, en la reunión entre el presidente Bukele y Trump, éstos, por sí y ante sí, improvisando ante la televisión, lo declararon “terrorista”. Al día siguiente, el 16 de abril, la vocera de la casa Blanca, sin mencionar pruebas, ya lo declaró miembro de una mara: un guion escrito por Kafka, o robado a la película Brazil de Terry Gilliam:[1] por un error administrativo se ordena a agentes sin identificación invadir de madrugada un departamento, secuestrar a un ciudadano nacionalizado y lo llevarlo a un avión que lo transporta a una cárcel inhumana de superseguridad para pandilleros calificados como terroristas (a donde también han sido llevados 300 migrantes venezolanos sin aclarar ni demostrar su situación legal). La Suprema Corte de Justicia de EU por unanimidad ordenó que se le retornara a su hogar. En la conferencia conjunta, el presidente de El Salvador dice que no puede regresar a EU a alguien que le enviaron en calidad de “terrorista”. Y ya desde ahí se le declaró, sin juicio, proceso o denuncia, terrorista sólo por los dichos de dos dictadores. Como en la novela 1984 sólo se le hundió en un limbo donde ningún Estado se hace responsable, pero físicamente estaba, sin proceso ni defensa, en una cárcel inhumana. O sea que el habeas corpus quedó suspendido de hecho. Al final se le regresó a Estados Unidos, pero sigue en la cárcel procesado, acusado sin pruebas, de ser Mara y pollero. Semejante técnica se está usando contra quienes se han manifestado en apoyo a Palestina. En una sesión del Senado, la encargada de Seguridad Nacional, Kristi Noem, a pregunta expresa sobre qué es el habeas corpus, respondió: “Es un derecho constitucional que tiene el presidente para poder expulsar a las personas de este país y suspender su derecho”.

          Aunque al mundo se le vendió como un cambio de paradigma el cambio del modelo desarrollista al de la globalización, con sus cadenas de producción deslocalizadas y basadas en ventajas competitivas (bajo precio de mano de obra, mano de obra especializada, localización respecto a materias primas, incentivos y exenciones fiscales, municipales o nacionales, etc.), de pronto parece que fue en realidad un escalón más del propio desarrollo del avance imperial. Procesos que se buscan esconder con discursos pseudoteóricos como los de “Estados fallidos” (Yugoeslavia, Somalia, Libia, Siria, etc.), pero que para armar la teoría sacan de la ecuación hechos como el intercambio desigual, los golpes de estado, invasiones imperiales y los propios procesos de endeudamientos dirigidos por las instituciones internacionales de desarrollo como lo explica John Perkins en su libro Confesiones de un sicario económico. De la misma manera, hechos como la guerra en Ucrania, el ataque a Irán por Israel (“nuestro portaviones”, lo definió alguna vez Biden), se presentan como anomalías que alteran el curso de las políticas y el orden internacional global; o incluso las “extrañas” políticas neoproteccionistas y la nueva actitud, frente a Ucrania de parte de Donald Trump, resultan en realidad una mera continuidad de un plan geopolítico (de hecho se habla ahora de geoeconomía, Troxell, 2018) como el expuesto en el manual imperial de Zbigniew Brzezinski El Gran Tablero. Y tiene la ventaja, sino es que la agravante, de que ahora más que una guerra entre países, claramente, incluido en Estados Unidos, es además una guerra contra la sociedad, contra los ciudadanos, contra los trabajadores y la población abierta de todos los países. Como recuerda Brzezinski: “la democracia es incompatible con la movilización imperial” (2016, 36). Y al parecer de acuerdo con los grandes planeadores de la estrategia, llegó la hora, en los propios Estados Unidos y en Europa Occidental, de ajustar esta contradicción.

4) La nueva política imperial Trumpeana y del Plan 2025 implica abiertamente una política de genocidio o suicidio global no sólo negando el calentamiento global (eufemísticamente referido oficialmente como “cambio climático”, lo que permite dudar de la responsabilidad humana en el proceso), sino activamente promoviendo y financiando las actividades que lo empeoran: el impulso y liberación de regulaciones a las empresas petroleras y de carbón, inventando incluso el oximorón de “carbón limpio”, la eliminación de regulaciones ambientales en general, incluso la oposición del nuevo Secretario de Salud a las vacunas (aunque vacunó a sus hijos) y el abandono de la Organización Mundial de la Salud, la suspensión de los programas de ayuda humanitaria, etc.  

Detrás sólo puede haber la idea de que la elite actualmente referida como billonarios cree que dejando morir a la gran mayoría de la población del planeta (como la indiferencia ante el hambre en Sudán) ellos sobrevivirán. Evidencia de esto fue la promesa de Trump de la creación de 10 “ciudades libres” que son ciudades exclusivas -incluso islas- para millonarios con sistemas propios en todos los sentidos para lograr la autosuficiencia y libres de toda autoridad o soberanía de ningún país y gobierno (ver Klein y Taylor, 2025), como ocurre ya en algunos fraccionamientos de Yucatán, por ejemplo, que casualmente están habitados y controlados por conocidos narcotraficantes latinoamericanos y donde los que compran firman que se comprometen a no recurrir ni reconocer las leyes del país. En el mismo sentido Trump no se ha detenido en hablar del desplazamiento de la población de Gaza para convertirla en un nuevo centro vacacional, “una Riviera”.

          El elemento que ha permitido la agudización de estas políticas en este nuevo mandato de Trump ha sido la jugada maestra de quebrar económicamente a Europa, restarle toda soberanía e importancia mundial -como hizo evidente el 20 de junio declarando que las negociaciones de la UE con Irán no tienen ninguna importancia ni consecuencia-; imponiéndole además un austericidio. Cínicamente, Trump, pescando a río revuelto, ha condicionado su ayuda a Ucrania a la cesión de sus “tierras raras”, quedando claro que es ahora el interés mayor del Imperio y sus ya no socios sino vasallos europeos, como lo hicieron público en la reciente reunión del Grupo de los 7 la presidenta italiana y el primer ministro canadiense. En parte, el nuevo tablero mundial, no sólo está condicionado por la productividad y tecnología China, sino porque es la única potencia autosuficiente en metales raros, así que serán el nuevo botín del que buscarán despojar a los países del tercer mundo.

 

Referencias:

 

Bichara, Pato. 2017. ¿Cuánto le debe Estados Unidos a China? Forbes México. https://www.facebook.com/sharer/sharer.php?u=https//forbes.com.mx/cuanto-le-estados-unidos-china/)

 Brzezinski, Zbigniew. 2016. The Grand Chessboard. Basic Books. New York.

Cay Johnson, David. 2016. Cómo se hizo Donald Trump. Capitan Swing. Madrid.

 Dussel Peters, Enrique. 2025. “¿A qué sí le teme Trump?”. La Jornada, 16 abril.

Friedman, Milton. 1966. Capitalismo y Libertad. Gráficas Aragón. Madrid.

 Hardt, Michael y Antonio Negri. 2002. Imperio. Ed. Paidós. Buenos Aires.

 Hussein, Fatima y Lisa Mascaro. Congressional Budget Office digs further into “Big, Beautiful Bill” and now says it will raise deficit by 2.8 trillion, 441 billion more than before. Fortune, Junio 18, 2025.

 Klein, Naomi y Astra Taylor. 2025. The rise of end times fascism. The Guardian, 13 abril, 2025.

 Knickmeyer, Ellen. EU ha gastado cifra record en ayuda a Israel en su guerra en Gaza. 2024.Los Angeles Times, 7 de octubre.

 Lewis, Sinclair. 2017. Eso no puede pasar aquí. A. Machado Libros. Madrid.

 Miran, Stephen. 2024. A User´s Guide to Restructuring the Global Trading System. Hudson Bay Capital. https://www.hudsonbaycapital.com/documents/FG/hudsonbay/research/638199_AUsers_Guide_to_Restructuring_the_Global_Trading_System.pdf

 Perkins, John. Confessions of a Economic Hitman. Plume. New York.

 Piketty, Thomas. 2018. El Capital en el siglo XXI. Paidós, Buenos Aires.

 Smith, Graham. 2025. The State Department is changing its mind about what it calls human rights. Npr, April 18. www.npr.org.

 Troxell, John. 2018. War by other means. Military Review, January-February.

Varoufakis, Yanis. 2024. Tecnofeudalismo. Deusto. Madrid.

 Weinberger, Eliot. 2004. “La libertad está en marcha”. La Jornada. 29 de octubre.

Zuboff, Shoshana. 2021. La Era del Capitalismo de la Vigilancia. Paidós. México.

 [1] En la película Brazil, por un error de un teclazo por matar una mosca, en lugar de salir la orden de detención para el saboteador anarquista Harry Tuttle, sale a nombre del padre de familia Harry Buttle quien es secuestrado y desaparecido y luego el burócrata eficiente y frío Sam Lowry intenta entregar una indemnización a la familia y por eso termina sufriendo la misma suerte.

* Rodolfo Uribe: Doctor en Ciencias Sociales del Colegio de Mexico. Investigador titular Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, investigador invitado Universidad de Salamanca y de la Australian National University. Sus líneas de investigación han sido: estudios de coyuntura política, estudios culturales, desarrollo regional, procesos socioambientales, sociología de la cultura, sociedad de la postpandemia, epistemología de la complejidad, entre otros.

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